La ciencia médica ha brindado a través de los años, las estrategias para la prevención primaria que es una herramienta fundamental en la epidemiología que trata de explicar las acciones encaminadas a disminuir la probabilidad de que ocurra una enfermedad y así, reducir el número de casos que una afección puede provocar en una población. Por ejemplo; a lo largo del siglo XIX, el cólera, que es una enfermedad diarreica aguda causada por consumir alimentos o agua contaminada por la bacteria vibrio cholerae, se propagó por el mundo enfermando y matando a millones de personas en todos los continentes. En estos tiempos, el gran problema médico de la población, son las enfermedades no transmisibles (ENT) como enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades respiratorias y la diabetes mellitus. Estas enfermedades matan a 41 millones de personas cada año, lo que equivale al 71% de las muertes que se producen en el mundo.
Las enfermedades cardiovasculares constituyen la mayoría de las muertes a nivel mundial por ENT (17,9 millones cada año). En México, las enfermedades cardíacas han ocupado el primer lugar como causa de defunción durante varios años, y las principales afecciones en el corazón que se reportan, son las relacionadas con problemas isquémicos, principalmente en mayores de 45 años.
¿Qué son los problemas isquémicos?
La isquemia miocárdica o isquemia cardíaca, reduce la capacidad del corazón de bombear sangre. La reducción del flujo sanguíneo generalmente se produce debido a una obstrucción parcial o total de las arterias coronarias (del corazón). Una obstrucción repentina y grave de una de estas arterias puede provocar un ataque cardíaco.
La obstrucción de las arterias se debe, entre otras causas, a la formación de una placa compuesta por grasas, colesterol y otras sustancias en la sangre. Lo anterior ocurre de manera lenta y paulatina, así que los malos hábitos adquiridos en la niñez y juventud, puede relacionarse con esta enfermedad que se conoce como aterosclerosis.
Entre los principales factores de riesgo para la ateroesclerosis se encuentran las concentraciones elevadas, más allá de lo saludable, de colesterol en sangre (hipercolesterolemia). Por otro lado, el colesterol puede ser perjudicial (colesterol malo o LDL) o protector (colesterol bueno o HDL). Cuando el colesterol-LDL, se encuentra muy elevado en la sangre, tiende a depositarse en las paredes de las arterias formando placas de ateroma (arteriosclerosis) que reducen el paso de la sangre, favoreciendo el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. El colesterol bueno (HDL), es un transportador que se encarga de recoger colesterol desde las arterias para llevarlo al hígado y así ser metabolizado y expulsado del cuerpo a través de las heces y evitar su acumulación en arterias.
¿Cómo prevenirlo?
Definitivamente la prevención es la mejor estrategia. El primer paso es evitar el sobrepeso y/o obesidad (causados por el sedentarismo y la mala alimentación) que, en la mayoría de los casos, causan niveles elevados de colesterol, grasa y azúcar en sangre. No es casualidad que, en la población mexicana, siete de cada diez habitantes presentan sobrepeso u obesidad. Aunado a esto, una buena nutrición, ejercicio y alimentos funcionales son tu mejor herramienta para prevenir y controlar las enfermedades cardiovasculares.
Los alimentos funcionales son aquellos que tienen un efecto potencialmente positivo en la salud más allá de la nutrición básica. Ejemplos de alimentos funcionales que todos conocemos son la avena y la cebada, ya que contienen fibra soluble que puede disminuir el colesterol.
Estas propiedades funcionales se atribuyen a los betaglucanos de avena, un tipo de fibras solubles que pueden ayudar a retrasar el vaciamiento gástrico e interfieren con el contacto entre las enzimas digestivas y el alimento, frenando así los procesos de digestión y absorción de ciertos nutrientes. Esta propiedad podría explicar el efecto de los betaglucanos de avena sobre la reducción de las concentraciones plasmáticas de colesterol y del índice glicémico. Estudios clínicos sugieren que consumir diariamente 3 g de betaglucanos de avena ayudan a reducir los niveles altos de colesterol en la sangre y 1.5 g de betaglucanos de avena apoyarán a mantener niveles normales de colesterol.
Así que ya lo sabes, ¡incluye betaglucanos de avena en tu alimentación diaria y comienza a cuidarte!
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FUENTES:
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